Los tipos de ladrillos
Hay diversos tipos de ladrillos, distinguiéndolos en cuanto a su uso, durabilidad, resistencia y otras clasificaciones. En cuanto a su uso en obra, los ladrillos pueden dividirse en:
Ladrillos de construcción: Más grandes, menos vistosos y más resistentes, para la construcción de la obra gruesa. Poseen agujeros en su superficie que permiten ahorrar material y alivianar peso.
Ladrillos de fachada: Más elegantes y delicados, aunque también macizos. Conservan bien su color y los hay de diversas tonalidades para quedar a la vista.
Ladrillos refractarios: Poseen aditamentos que permiten refractar el calor para aprovecharlo en la construcción de parrillas, hornos, hogares o estufas a leña, chimeneas, etc.
Adoquines: Más llamativos, ideales para zócalos, pisos, senderos y caminos. Son encastrables sobre marcos rellenos de arena y muy resistentes.
Ladrillo envejecido o de estilo antiguo: Versátil, aunque menos duradero, mayormente usado para vistas y decoraciones.
Tipos de ladrillos según su resistencia
En cuanto a su resistencia y durabilidad, los ladrillos pueden clasificarse en:
Clase MW: Es el usado en condiciones climáticas y meteorológicas moderadas; resiste la escarcha y la helada, pero es vulnerable a la congelación y descongelación.
Clase SW: es el utilizado en condiciones extremas, soportando muchos ciclos de congelación y descongelación.
Clase NW o “no weathering”: de uso sólo en interiores, poco resistente a las variaciones climáticas abruptas, estacionales o moderadas.